Antonieta recibió la Primera Comunión el 24 de diciembre de 1936, el año antes de su muerte, y en los días previos a la Navidad, su pensamiento fijo y su deseo único era recibir a Jesús en la Eucaristía.
En sus cartas a Jesús, escritas por su madre, Antonieta no pedía regalos materiales -hoy a los niños se los adiestra con la idea de que Navidad es abrir regalos-, ni ser curada de su grave enfermedad -a diferencia de muchos que reniegan de su Cruz-; tampoco se encuentran, en todas sus cartas, ni una sola queja o reproche por la difícil situación por la que está pasando.
Antonieta sólo deseaba recibir a Jesús Eucaristía para Navidad, y para ello disponía su corazón y lo preparaba con la Confesión sacramental y con frecuentes sacrificios, ofreciendo en silencio los intensos dolores provocados por su enfermedad.
Además, como parte de su preparación para Nochebuena, Antonieta agradece en numerosas oportunidades a la Santísima Trinidad por el don de la Navidad.
Son los santos, como Antonieta Meo, fallecida a los siete años de edad, los que nos enseñan a prepararnos y a vivir una Navidad cristiana.
Debemos seguir sus ejemplos pues de lo contrario, podemos caer, con mucha facilidad, en los engaños del mundo, que nos quiere hacer creer en una Navidad sin Jesús, sin la Virgen, sin el Amor de Dios; una Navidad pagana, materialista, consumista, hedonista, radicalmente falsa, en la que el personaje central es Papá Noel, un invento de la fantasía humana, y en la que lo único que importa es la diversión mundana.
Carissimo P. Alvaro, io amo moltissimo la piccola Antonietta. Per me è la più grande mistica bambina che sia mai esistita! Mi commuove il suo amore a Gesù, il suo coraggio nella malattia, il suo desidero di offerta e di espiazione. Grazie per averla presentata al mondo intero! Il Signore la benedica.
ResponderBorrar